Varias guerras han ocupado esta semana páginas de diarios impresos, virtuales y minutos televisados.
Arturo Pérez Reverte- Moratinos
Alcalde de Valladolid- Leire Pajín
Sánchez Dragó - Telemadrid y media España
Felipe y Letizia- Hispania.
En una sociedad donde priva lo políticamente correcto, cuando algo se sale del límite marcado se juzga, se debate, se critica o en ciertos casos se enaltece.
En el artículo publicado en El Mundo por Sánchez Dragó, una persona anónima y cabal expuso ciertas palabras:
"...si llamas a un homosexual maricón te llamarán homófobo, si no compartes costumbres inmigrantes serás un xenófobo, y si opinas de una mujer incompetente en su puesto de trabajo te llamarán machista..."
La libertad de expresión es para todos y cada uno de nosotros una mera excusa para decir lo que "podemos", en "donde" estemos y "dependiendo" de quien nos acompañe. Por tanto no existe. (permitirme obtener mi libertad exponiendo mi más sincera y humilde opinión)
Si realmente existiera...¿dónde comienza el final de ésta?
Termina donde alguien se jacta de un acto ahora más que negado, excusado, y convertido en apto (nunca mejor dicho) para menores, el cual es ilegal, penalizado por la ley de hoy, y por el que muchas familias sufren.
Donde no debo entrar es en dilemas como cuántos años tenía este señor si 30 o 31, cuántos los años de las japonesas que lo acompañaban, si hubo trajín o no lo hubo, si exageró y fanfarroneó ante los que le escuchaban.
Donde si quiero excavar, cuando alguien defiende tanto las libertades y tachan al resto (los escandalizados) de falsos progresistas, lo único que no debe hacer es rectificar y poner un Diego donde dijo Digo. Porque a fin de cuentas, si luchas por la libertad deberás morir por ella y no esconder la cabeza bajo sacos de tierra.
Quizá todo esto hayan sido fórmulas de marketing , todos han conseguido algo con estas guerras, unos vender más libros, otros ser conocidos, y otros ingresos extras en publicidad.
Y todos en cuestión han provocado en mi un verdadero rechazo.
El método Dukan.
Mi jefe en Septiembre llegó a la oficina con once kilos menos. Cuando pregunté el método utilizado me habló de un libro: "No consigo adelgazar" del nutricionista Pierre Dukan. Si buscáis en Internet podréis encontrar muchísima información. Pensé en comprarlo para que el Poca Cosa dejara de quejarse del michelín que le había salido y para que se lo tomara con la mayor seriedad posible.
Cuando comencé a leerlo creí que el pobre se aburriría con las comidas y que terminaría dejándolo. Aunque en este libro vienen muchísimas recetas para hacer con los alimentos permitidos, hace a veces falta un poquito de imaginación, y convertir una simple ensalada en un pequeño manjar.
Él va a pasar esta semana a la fase de mantenimiento porque ya ha perdido lo que se propuso. No ha sido difícil. Para mí, es uno de los motivos por los que ando escasa de recetas...
En fin, os presento una ensalada, para la fase de crucero en la que se combinan proteínas puras y verduras.
Válida para los que no hacemos dietas también!
Dificultad: Mínima
Tiempo: 10 min
Personas: 1
- 4 hojas de lechuga
- 1 queso fresco (porción individual)
- 1/4 calabacín
- 1/4 pimiento rojo
- 3 cucharadas de brotes de soja
- 60 gr salmón ahumado
- 1 Limón
- Aceite acalórico
- Vinagre de módena opcional
- En un plato llano ponemos un aro cuadrado de emplatar.
- Lavamos todas las verduras.
- En este orden iremos cortando: Lechuga en trozos pequeños, el queso y el calabacín en lonchas finas, el pimiento rojo en tiras, ponemos la soja y terminamos con lonchas de salmón para cubrir. Apretamos un poquito el tartar.
- Echamos limón por encima, un chorrito de aceite acalórico.
- Quitamos el aro y listo para comer.