¿Por qué escribo?
He intentado buscar la respuesta más idónea, la respuesta que resumiera tantas palabras impresas en los papeles que guardo en diversos archivadores, a tantas palabras escritas con mi puño y letra sobre diversos cuadernos, hojas de colores o simplemente servilletas de papel. Pues bien, creo que puedo dar alguna que otra razón por la que escribo.
Quizá la primera razón es la imaginación, historias que se abonan en mi cabeza y echan raíces hasta convertirse en algo que no sé muy bien lo que es, y que si intentara explicarlo a viva voz perdería , como lo hace el zumo de naranja un minuto después de se ser exprimido, todas las propiedades. No me veo capacitada a expresar en alto lo que en mi cabeza se cocina. Por tanto creo que una de las razones más importantes por las que decido traspasarlo a un papel es esta.
La siguiente razón, y no por ocupar este lugar es menos importante, en este caso creo que aún es más relevante que la primera. Como dice una canción de Víctor Manuel ¿A donde irán los besos que no damos, que guardamos? Pues en este caso irían a un baúl o a una nueva caja amontonada en la buhardilla. Las palabras que dejo plasmadas son las que en muchas ocasiones no me atrevo a decir cara a cara a quién van dirigidas. Son las palabras que por la educación recibida, por mis miedos menores, o por la timidez que en ocasiones oculta mi sentimiento real, se quedarían siempre en mi cabeza. Así, si algún día alguien quisiera curiosear en lo más profundo de mi persona sólo tendría que dedicar una pizca de su tiempo a la lectura.
Tengo unas cuantas razones más, pero creo que abusaría de vuestra atención. Sólo dejarme terminar:
Escribo porque me hace volver a momentos de mi vida olvidados, me hace pensar sobre mis errores cometidos, hace que analice mis posturas a lo largo de mi vida,que me envuelva en un mundo a veces de fantasía y en la mayoría en un mundo paralelo a lo que la gente conoce de mí.
Escribir me ausenta del ruido exterior y hace que salga mi ruido interno.
Escribir me ausenta del ruido exterior y hace que salga mi ruido interno.
Pero lo más importante ante todo es que lo hago por que me entusiasma, y no sé si lo hago bien o mal, no sé si os llega a veces una milésima parte de lo que siento en el momento en el que escribo, no sé si a veces merecería que esa hoja de papel no se hubiera estropeado con mis palabras. Sólo sé que cuando lo hago sin darme cuenta he dejado un pedazo de mí en ella, y eso a veces me asombra ya que me presenta en ocasiones una parcela de "María" totalmente desconocida.
Escribo porque lo necesito, porque me desahoga, porque soy así y me gusta. Tan sencillo como eso.
María Ramos
SETAS REBOZADAS
Dificultad: Fácil
Personas . 4
Tiempo: 40 min
Las setas son un alimento con muy bajo contenido calórico, aunque en esta receta aumenta al ser fritas en aceite y por su rebozado.
Ingrediente secreto: No querer que los demás se comporten en una situación tal y como tú lo harías.
- 1 kg de setas (girgoles o setas de cardo)
- 2 huevos
- Harina
- 1/2 vaso de agua fría
- 1/2 sobre levadura
- Sal
- Pimienta negra molida
- Ajo molido
- Perejil picado
- Aceite para freír
- En un bol echamos los huevos, 1/2 vaso de agua, sal, la pimienta, el perejil y el ajo molido y batimos.
- A continuación echamos un poco de harina y la levadura. Iremos añadiendo harina hasta que nos quede una mezcla líquida pero consistente.
- Dejamos reposar en la nevera unos diez minutos.
- Mientras tanto lavamos las setas y escurrimos bien. Si queréis podéis dejarlas después en un paño de cocina para que absorba el exceso de agua.
- Ponemos en una sartén el aceite a calentar.
- Sacamos la mezcla anterior de la nevera. Echamos un pellizco de sal a las setas.
- Rebozamos las setas, impregnándolas bien por todas partes pero sin empapar en exceso.
- Freímos. Retiramos del aceite y las dejamos sobre papel absorbente para retirar el aceite sobrante.
- Y ya está! Yo suelo freír a parte unas tiras de pimiento, y para acompañar pongo un poquito de salsa ali-oli. Exquisitas!
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