Hacía tiempo que no veía mi casa tan bonita. El invierno la tiñe de melancolía y tonos ocres pero, cuando el sol entra por las ventanas, es una casa súper alegre. Necesitaba volver a ver sus vivos colores con esta intensidad. El sol ha llegado, pero aún no he guardado mis botas de agua. Nunca se sabe!
Entran las ganas de tapeo, de cervecita fresca y de un vinito bien puesto. Todo esto se puede tener sin salir de casa, con las zapatillas puestas e incluso malos pelos y, sobre todo, con mínimo esfuerzo y con buenas recetas, como la que os traigo hoy.
Un día buscaba la receta de la salsa brava, pero no una cualquiera, si no la salsa brava típica de Madrid: sin tomate. La verdad es que encontré varias versiones, pero me quedé con la del El invitado de invierno en la cual hice unas modificaciones.
Así que si queréis podéis probar las dos versiones y oye!! sobre gustos...ya se sabe.
- 150 ml aceite de oliva virgen extra
- 60 gr harina
- 4 dientes ajo grandecitos
- 500 ml agua
- 50 ml vino blanco
- 1 + 1/2 cucharada de pimentón dulce
- 1 pimienta cayena
- Sal
Ingrediente secreto: sacar los cuernos al sol ;)
- Pelamos los ajos y en una sartén con el aceite caliente, no en exceso, doramos.
- Machacamos la pimienta cayena y añadimos sin dejar en exceso para que no se quemen las pepitas.
- Añadimos el harina y removemos bien unos 3 minutos.
- Agregamos el pimentón, mezclamos bien y añadimos el agua.
- Salamos bastante.
- Añadimos el vino. Movemos y cuando espese retiramos.
- Trituramos la salsa hasta que quede bien fina, rectificamos de sal y regamos las patatas.
¿Cómo consigo que las patatas no se quemen y queden blandas por dentro?
En los restaurantes de mis antiguos jefes tenían dos tipos de freidoras, la que pochaba y la que freía. Así siempre tenían montones de kilos de patatas preparadas para daerles el último toque en la freidora en el momento que las pidieran.
Como nosotros en casa no tenemos este aparato y quizá, como en mi caso, ni siquiera freidora, lo haremos de la siguiente manera.
- Pelamos las patatas cortamos en trozos grandes y salamos.
- En una sartén con abundante aceite de oliva a fuego bajo para que se hagan por dentro pero no se quemen por fuera.
- Cuando veamos que la patata está blandita subimos el fuego para que se dore. Y listo!!!
Cervecita fresca, pan crujiente y a mover los morros!!
Os habéis fijado en la textura de esta salsa!??? Muerooooooo
Os habéis fijado en la textura de esta salsa!??? Muerooooooo
Hay millones de versiones de esta receta, pero estan todas deliciosas!!
ResponderEliminarSi Carmen, sólo tienes que dar con la que más te guste y disfrutar!
EliminarMe encantan la salsa brava! Tienen una pinta las patatas, que dan ganas de comerse la pantalla! bss
ResponderEliminarGracias Ana, menos mal que yo me comí las patatas antes de hacer la entrada
EliminarMe pido unas bravas, me encantan! No conocía esta versión, así que me la guardo. Besiños.
ResponderEliminarUna de bravas!!! :)
EliminarQué ricas! Se me hace la boca agua solo de ver las fotos!
ResponderEliminarYo las hago de una forma un poquito diferente, pero tengo que probar tu receta! Siempre que sean papas bravas estarán deliciosas!
Un besote!
Pues debes decirme esa forma!!! A qué esperas??? :)
EliminarUmmm...Hacer tu propia salsa brava. Sí que tiene que ser rica! La verdad es que con unas patatinas...No hay quién se resista!
ResponderEliminarMe anoto la receta ^^
Un besote!
Pues eso Kim, tu propia salsa!!! PAaa cuando quieras!!!
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