Los miércoles en mi pueblo, como en la mayoría cambiando el día, hay "rastro". Un mercado ambulante inunda una calle ofreciendo desde ropa hasta legumbres rebosando en sacos. En la esquina de la calle donde casi este mercado comienza, hay una puerta siempre abierta donde un señor vende, todos los días incluso los domingos, lo que le traen de su huerta. Debe tener cerca de los setenta y tantos años, y día tras día coloca cajas, limpia el barro que traen las verduras y aguanta hasta que vende casi todo su stock.
Desde que le compré un día tomates, no quiero volver a hacerlo en ningún supermercado ni frutería cualquiera. Hasta los tomates verdes tienen sabor, son tiernos y con la carne granulosa. Aunque no hago muchas cosas en mi pueblo, ésta es una de las que me quedo como rutina.
El otro día fui a comprar a este curioso "puesto". Jesús colocaba los cajones de verduras que le acababan de traer. Le pedí mis dos kilos de tomates, en los que suelen entrar de 4 a 6 unidades por lo grandes que son. No tienen la piel bonita y tienen agujeritos negros de algún bichito que se intentó meter, no brillan como los de invernadero y no tienen ese color rojo que a todos nos entusiasma. Pero están tan buenooooos. De la huerta a mi casa directamente.
Al mirar bien, me dí cuenta que tenía estas berenjenas para vinagre como él las llama. Mis ojos hicieron chiribitas al ver su color y al imaginar lo bien que iban a quedar en la fotografía. Por eso dos kilos, pesados con la "romanilla", se vinieron conmigo a casa.
Al mirar bien, me dí cuenta que tenía estas berenjenas para vinagre como él las llama. Mis ojos hicieron chiribitas al ver su color y al imaginar lo bien que iban a quedar en la fotografía. Por eso dos kilos, pesados con la "romanilla", se vinieron conmigo a casa.
Luego comenzaron mis dudas. ¿Cómo hacer este tipo de berenjenas?. Mi abuela en este caso no fue de gran ayuda, porque como ella dice: es poco vinagrera.
Así que comencé la búsqueda en libros y al no encontrar nada mi amadísimo Internet, como siempre, no falló!
Trucos y formas diferentes para dar, a mi parecer con el mismo resultado. Unas berenjenas encurtidas al estilo "de Almagro" para degustar en casa con un buen vinito.
Si estáis preparados, nos podemos meter cuando queráis en este berenjenal!
- 2 kg de berenjenas de vinagre o de rabo. (Si puedes hacerte con ellas, de Almagro)
- Agua para cubrir
- Sal gorda
- 250 ml vinagre
- 6 dientes de ajo
- 1 cucharada de cominos molidos
- 1 cucharada de pimentón dulce
- 1 cucharada de orégano
- 50 ml aceite
- 1 lata de pimientos de piquillo
- Palos de hinojo o, si no tenemos, palillos.
Ingrediente secreto: Mirar con otros ojos el lugar donde vives te obsequia con sorpresas.
- Lavamos las berenjenas, cortamos un poco el tallo y un poco la piel que las recubre.
- En una olla con agua, un puñado de sal gorda y unos 100 ml de vinagre echamos las berenjenas. El agua las tiene que cubrir. Cubrimos la olla con un trapo (dentro en el agua) para que no floten y las tapamos con una tapadera.
- Cuando comience a hervir dejamos 10 minutos. La berenjena debe estar blanda pero firme.
- Las sacamos reservando el agua de cocción y las echamos agua fría. Escurrimos.
- Hacemos un corte por la mitad de la berenjena sin llegar al final.
- Partimos en finas tiras los pimientos de piquillo y metemos un trozo en cada berenjena.
- Cerramos con un palo de hinojo o con palillos. Reservamos.
- En un mortero machacamos los dientes de ajo con el comino.
- Ponemos en la sartén el aceite, añadimos el majado de ajo y cominos con cuidado que no se nos queme.
- Añadimos el pimentón y a continuación el resto del vinagre y el orégano.
- En un bol o tupper grande echamos las berenjenas, el adobo realizado y vamos cubriendo con el agua de la cocción.
- Probar de sal y vinagre e ir rectificando por si lo queréis más o menos fuerte.
- Dejar al menos un día para que la berenjena absorba bien el gusto del adobo.
- Comer!! Esto no engorda!

Si no estuviste el viernes a lo mejor te perdiste una maravilla de pastel de manzana. No te quedes sin ver el #viernesdulce!!